No bajar nunca los brazos
Este último fin de semana pudimos vivir (los más trasnochadores) el estreno de la selección española de rugby siete en las IRB World Series, concretamente en Gold Coast (Australia) en la primera de las nueve pruebas del circuito.
Pensando uno echa la vista atrás y ve la increíble progresión que esta modalidad de rugby ha vivido en nuestro país, donde de un tiempo a esta parte se viene cosechando éxitos, especialmente por la categoría femenina. Viviendo su momento álgido cuando el año pasado ambos combinados lograron la clasificación para el Mundial que se celebrará en 2013 en Moscú, a la par que los chicos además lograban una plaza para participar en el circuito mundial de sevens.
Sin embargo no es oro todo lo que reluce, los cambios en la cúpula de la FER no dejaron intactas las secciones, en el caso del conjunto femenino se experimentó un cambio de cuerpo técnico con el consecuente cambio de jugadoras en el plantel, en su primer test (en este fin de semana también, en Marcoussis, Francia) lograron una cuarta plaza por detrás de Inglaterra, Francia y Holanda, no es un mal comienzo pero dista del nivel que venían mostrando, de todas formas aún es pronto para un grupo que ha tenido que volver a arrancar y no dudamos que volverá a lo más alto.
Con todo, si algo ha caracterizado a nuestros equipos en esta modalidad es que nunca han bajado los brazos, cuando todo te lo juegas a catorce minutos y el menor fallo te deja fuera es increíble la capacidad de concentración, superación, sacrificio y entrega que se ve derrochada por nuestros deportistas.
El ejemplo más reciente nos lo mostró la selección masculina cuando después de un primer día en Gold Coast donde todos sus partidos se saldaron con derrotas (frente a Samoa, Inglaterra y Kenia), se repusieron cuando en el segundo y último día de torneo ganaron todos sus partidos para hacerse con la Copa de Bronce (en el camino derrotaron a Tonga, Gales e Inglaterra en la final).
Viendo el juego y la forma de actuar, se ve una unidad atípica en deportes de equipo, donde prima más la solidaridad y no pesan los fallos individuales, básicamente porque el compromiso que adquiere cada uno de los jugadores con el resto de sus compañeros es tal que se juega como una unidad. Ya no es el hecho de que son profesionales, pues pocas veces veremos esta clase de deportistas tan comprometidos con el resto de sus compañeros, es el lema de que son una familia lo que les lleva a conseguir sus metas.
La FER debería empezar a plantearse si todos estos valores que nos muestran nuestras selecciones día a día no merecen un mayor compromiso por parte de todos para día a día ir "profesionalizando" nuestro rugby, pues llegará un día en que por muy buenos valores que tengamos no podremos competir al nivel del resto de países, que viendo en la modalidad olímpica un objetivo avanzan a ritmo vertiginoso mientras aquí seguimos pasito a pasito. Hemos encontrado en el seven un filón a nuestras características en este deporte y ahora está en manos de los dirigentes crear programas que ayuden a aprovecharlos.
De momento nos tocará esperar, seguiremos a nuestros combinados en sus andaduras y no debemos perder tanto a sus progresos como los de sus rivales. La próxima parada del circuito de la IRB será en Dubai el treinta de Noviembre, donde las leonas también participarán en el circuito mundial femenino.
Os dejamos el partido de la final de Bronce de Gold Coast entre Inglaterra y España para todos los que no hayáis podido disfrutarlo aún.
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